Hortulano y su Comentario a la Tabla de esmeralda. Emmanuel d’Hooghvorst — Arsgravis – Arte y simbolismo – Universidad de Barcelona

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El hermetismo es una ciencia exacta,

es más, la más palpable que exista en

realidad, es decir, la doctrina espiritual

más elevada, al tiempo que es la

más ponderable y materialista de las

ciencias, mientras que todos los racionalistas

del mundo la toman por una

ficción y los espiritualistas la tienen

por imposible e impía.

Atribuida a Hermes Trismegisto, La Tabla de Esmeralda es lo suficientemente conocida como para que no tengamos que presentarla a los lectores. No puede decirse lo mismo de su comentador Hortulano, del que poca cosa se sabe. El nombre de Hortulano procede del latín hortus y significa jardín. Ferguson, propone diferentes hipótesis respecto a

este personaje, en su erudita Bibliotheca Chemica, a la que remitimos el lector curioso. No obstante, menciona una editio princeps que se remonta al año

1541 en cuyo prefacio el propio Hortulano da las únicas precisiones de que disponemos: «Yo, llamado el Hortulano, a causa de los jardines marítimos, recubierto de una piel jacobina, indigno de ser nombrado como discípulo de la filosofía», y en una edición posterior,

el autor añade esta aclaración: «Yo, sin duda alguna llamado el Hortulano a causa de un jardín o de una fortaleza marítima […]».

La expresión «recubierto de una piel jacobina» revela quizá su pertenencia a la orden de santo Domingo. Efectivamente, los dominicos de París disponían de su propio convento, desde el siglo XIII, junto a la iglesia de San Jacobo; de aquí procede su nombre de jacobinos. No debemos

confundirlos con el famoso partido republicano que en 1789 se reunía en aquel convento abandonado, pues ésta es otra historia.

Durante la Edad Media, en Egipto y en Tierra Santa también había cierta secta cristiana cuyos miembros eran, según Ducange: «a certis hæresibus ac pravis opinionibus infecti». Fueron excomulgados por el Patriarcado de Constantinopla. Se les llamaba «Jacobini». Sin embargo, esta explicación nos parece menos probable.

La expresión «a causa de un jardín o de una fortaleza marítima» podría tener un sentido geográfico. Pero nosotros vemos aquí más bien una alusión a los misterios de Hermes…

El texto cuya traducción publicamos procede de un manuscrito de nuestra propiedad.

LA TABLA DE ESMERALDA

ATRIBUIDA A

HERMES TRISMEGISTO,

PADRE DE LOS FILÓSOFOS

Es verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero: lo que está abajo es como lo que está arriba y lo que está arriba es como lo que está abajo, para realizar los milagros de una sola cosa.

Y así como todas las cosas han sido producidas y provienen de uno, por la meditación de uno, así todas las cosas han nacido de esta cosa única, por adaptación.

Su padre es el sol, su madre la luna; el viento lo ha llevado en su vientre; la tierra es su nodriza. El padre de todo el Telesma de todo el mundo está aquí. Su fuerza y potencia es íntegra, si es convertida en tierra.

Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente y con gran industria. Asciende de la tierra al cielo y desciende de nuevo a la tierra y recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores. Por este medio lograrás la gloria de todo el mundo y toda oscuridad huirá de ti.

Es la fuerza fuerte de toda fuerza; porque vencerá todo lo sutil y en todo lo sólido penetrará.

Así fue creado el mundo.

De esto se producirán y saldrán admirables adaptaciones cuyo medio se encuentra aquí.

Por esta razón he sido llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la filosofía de todo el mundo.

Lo que he dicho de la operación del sol está realizado y terminado.

PREFACIO

Alabanza, honor y gloria te sean rendidas para siempre, ¡oh, Señor todopoderoso! con tu muy querido Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, verdadero Dios y único hombre perfecto y con el Santo Espíritu consolador, Trinidad santa, pues eres el único Dios; te doy gracias, porque

habiendo conocido las cosas pasajeras de este mundo enemigo nuestro, me has retirado de él por tu gran misericordia, para que no fuera pervertido por sus voluptuosidades engañosas. Y como veo a varios que trabajan en este arte, y no siguen el camino recto, te suplico, ¡oh mi Señor y mi Dios!, que te plazca que por la ciencia que me has dado, pueda apartar de este error a mis queridos y bienamados, a fin de que, conociendo la verdad, puedan alabar tu santo Nombre, eternamente bendito.

Así pues, yo, Hortulano, es decir, jardinero, llamado así a causa de los jardines marítimos, indigno de ser llamado discípulo de filosofía, movido por la amistad que debo a mis amados, he querido poner por escrito la declaración y explicación cierta de las palabras de Hermes, Padre de los filósofos, aunque sean oscuras, y declarar sinceramente toda la práctica de la verdadera Obra. Ciertamente, cuando la doctrina del Espíritu Santo opera, de nada sirve que los filósofos quieran esconder la ciencia en sus escritos.

EL ARTE DE ALQUIMIA ES CIERTO Y VERDADERO

El filósofo dice: «Es verdadero», es decir, que el arte de alquimia nos ha sido dado. «Sin falsedad», dice esto para convencer a quienes dicen que la ciencia es mentirosa, es decir, falsa. «Cierto», es decir experimentado; porque todo lo que ha sido experimentado es muy cierto. «Y muy verdadero», porque el sol muy verdadero es procreado por el arte. Dice: «muy verdadero», en modo superlativo, porque el sol engendrado por este arte sobrepasa a todo sol natural en todas sus propiedades, tanto medicinales como otras.

LA PIEDRA DEBE SER DIVIDIDA EN DOS PARTES

A continuación, trata de la operación de la piedra, diciendo: «Lo que está abajo es como lo que está arriba». Dice esto porque, por el magisterio, la piedra está dividida en dos partes principales: la parte superior que sube hacia arriba y la parte inferior, que permanece abajo, fija y clara; no obstante, estas dos partes concuerdan en virtud. Por lo que dice: «y lo que está arriba es como lo que está abajo». Ciertamente, esta división es necesaria «para realizar los milagros de una sola cosa», es decir, la piedra; pues la parte inferior es la tierra, que es la nodriza y el fermento; y la parte superior es el alma, que vivifica toda la piedra y la resucita. Por eso, una vez realizadas la separación y la conjunción, se producen numerosos milagros en la Obra secreta de naturaleza.

III. LA PIEDRA POSEE EN SÍ MISMA LOS CUATRO ELEMENTOS

«Y así como todas las cosas han sido producidas y provienen de uno, por la meditación de uno». Aquí da un ejemplo, diciendo: como todas las cosas han sido producidas y provienen de uno, es decir, de un globo confuso o de una masa confusa; «por la meditación», es decir, por

el pensamiento y creación «de uno», o sea, de Dios todopoderoso. «Así todas las cosas han nacido», es decir han salido; «de esta cosa única», es decir, por el único mandato y milagro de Dios. Así nuestra piedra nace y surge de una masa confusa, que contiene en sí todos los elementos y ha sido creada por Dios, y por su milagro, la piedra sale y nace.

LA PIEDRA TIENE PADRE Y MADRE, QUE SON EL SOL Y LA LUNA

Del mismo modo que vemos a un animal engendrar naturalmente otros animales parecidos a él, así el sol engendra artificialmente al sol por virtud de la multiplicación de la piedra. Por eso, continúa: «Su padre es el sol», es decir, el oro de los filósofos. Y como en todas las generaciones naturales ha de haber un lugar propio para recibir las simientes con cierta conformidad de semejanza entre sus partes, así también es preciso que, en esta generación artificial de la piedra, el sol, tenga una materia que sea como una matriz adecuada para recibir su, esperma y su tintura. Y esto es la plata de los filósofos. Por eso, prosigue: «y su madre la luna».

LA CONJUNCIÓN DE LAS PARTES ES LA CONCEPCIÓN Y GENERACIÓN DE LA PIEDRA

Cuando ambos se reciben el uno al otro en la conjunción de la piedra, la piedra es engendrada en el vientre del viento, y eso es lo que dice después: «El viento lo ha llevado en su vientre». Se sabe sobradamente que el viento es aire y el aire es vida, y la vida es el alma, que, como ya

he dicho antes, vivifica toda la piedra. Así pues, es preciso que el viento lleve toda la piedra, y la devuelva, y que engendre el magisterio. Por eso se infiere que debe recibir el alimento de su nodriza, es decir, de la tierra. El filósofo también dice: «la tierra es su nodriza»; porque al igual que el niño, sin el alimento que recibe de su nodriza no crecería jamás, así también nuestra piedra jamás llegaría a existir sin la fermentación de la tierra, y el fermento se llama alimento. De este modo, por conjunción del padre con la madre se engendra «la cosa», es decir, los hijos

semejantes al padre, los cuales, si no son sometidos a una larga decocción, se harán semejantes a la madre y retendrán el peso del padre.

LA PIEDRA ES PERFECTA SI EL ALMA SE FIJA AL CUERPO

Después continúa: «El padre de todo el Telesma de todo el mundo está aquí». O sea que en la obra de la piedra hay una vía final. Y observa que el filósofo llama la operación «el padre de todo el Telesma», es decir, de todo el secreto o tesoro «de todo el mundo», o sea de toda

piedra que haya podido encontrarse en este mundo. «Está aquí», como si dijera: Aquí te lo muestro. Porque el filósofo dice: ¿Quieres que te enseñe cuándo está acabada y perfecta la obra de la piedra? Será cuando se haya convertido y transformado en su tierra. Y por eso dice «su fuerza y potencia es íntegra», es decir perfecta y completa, «si es convertida (y se transforma) en tierra», es decir, si el alma de la piedra (de la que se ha hecho antes mención, diciendo que el alma es llamada viento y aire, y que en ella está toda la vida y la fuerza de la piedra) es convertida en tierra, a saber, de la piedra, y que se fije de tal manera que toda la sustancia de la piedra esté tan bien unida a su nodriza (que es la tierra) que toda la piedra se transforme en fermento. Y de igual modo que cuando se hace el pan, un poco de levadura nutre y fermenta una gran cantidad de masa y cambia así toda la sustancia de la masa

en fermento, de la misma manera el filósofo quiere que nuestra piedra sea también fermentada de modo que sirva de fermento para su propia multiplicación.

VII. LA MUNDIFICACIÓN DE LA PIEDRA

A continuación, enseña cómo se ha de multiplicar la piedra. Pero antes alude a la mundificación de la piedra y a la separación de sus partes, diciendo: «Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente y con gran industria»; suavemente, es decir poco a poco, sin violencia, con espíritu e industria, es decir en el excremento o estercolero

filosofal. «Separarás», es decir disolverás, porque la disolución es la separación de las partes. «La tierra del fuego, lo sutil de lo grosero», o sea la hez y la inmundicia del fuego, del aire y del agua y de toda la sustancia de la piedra, de forma que se mantenga por completo impoluta.

VIII. LA PARTE NO FIJA DE LA PIEDRA DEBE SEPARAR LA PARTE FIJA Y ELEVARLA

Así preparada, la piedra ya puede multiplicarse. Por eso trata de la multiplicación y habla de la fácil licuefacción o fusión de ésta por aquella virtud que tiene de ser incisiva y penetrante en los cuerpos duros y blandos, diciendo: «Asciende de la tierra al cielo, y desciende de nuevo a

la tierra». Aquí hay que indicar que, aunque nuestra piedra, en su primera operación, se divida en cuatro partes que son los cuatro elementos, no obstante (como antes se ha dicho) hay en ella dos partes principales: una que sube hacia arriba, llamada parte no fija o volátil, y otra que permanece fija abajo, que se llama tierra o fermento, como ya se ha dicho. Pero hay que tener una gran cantidad de la parte no fija para dársela a la piedra cuando ya esté muy limpia e impoluta, y habrá que dársela por medio del magisterio cuantas veces sean necesarias, hasta que, por virtud del espíritu, al sublimarla y hacerla sutil toda la piedra sea llevada hacia arriba. Y a eso alude el filósofo cuando dice: «Asciende de la tierra al cielo».

LA PIEDRA VOLÁTIL DEBE SER FIJADA DE NUEVO

Hecho todo lo cual, hay que incerar (dar a la materia la consistencia de la cera) esta misma piedra (así exaltada y elevada o sublimada) con el aceite extraído de ella durante la primera operación y que es llamado agua de la piedra. Y se la hará retornar a menudo, sublimándola, hasta que por la virtud de la fermentación de la tierra (con la piedra elevada o sublimada) toda la piedra descienda del cielo a la tierra por reiteración, permaneciendo fija y fluida. Y eso es lo que dice el filósofo: «y desciende de nuevo a la tierra»; y así «recibe la fuerza de las cosas superiores», sublimando «y de las cosas inferiores», descendiendo, es decir, que lo corpóreo se volverá espiritual durante la sublimación, y lo espiritual se volverá corpóreo durante el «descenso», es decir, cuando desciende la materia.

DE LA UTILIDAD DEL ARTE Y DE LA EFICACIA DE LA PIEDRA

«Por este medio lograrás la gloria de todo el mundo», es decir, que, mediante esta piedra, así compuesta, tendrás la gloria de todo el mundo. «Y toda oscuridad huirá de ti», es decir, toda pobreza y enfermedad. «Es la fuerza fuerte de toda fuerza», pues no hay comparación entre la fuerza de esta piedra y las demás fuerzas de este mundo; «porque vencerá todo lo sutil y en todo lo sólido penetrará». «Vencerá», es decir que al vencer y al superar, cambiará y convertirá el mercurio vivo congelándolo, por más sutil y blando que sea, y penetrará los demás metales, que son cuerpos duros, sólidos y firmes.

EL MAGISTERIO IMITA LA CREACIÓN DEL UNIVERSO

A continuación, el filósofo da un ejemplo de la composición de su piedra, diciendo: «Así fue creado el mundo», es decir que nuestra piedra se hace del mismo modo que fue creado el mundo. Porque las primeras cosas de todo el mundo, y todo lo que ha habido en el mundo, ha sido inicialmente una masa confusa y un caos sin orden, como ya se ha dicho antes. Y después, por el artificio del soberano Creador, esa masa confusa, una vez admirablemente separada y rectificada, ha sido dividida en cuatro elementos: y a causa de tal separación se hacen diversas

y diferentes cosas. Así, también pueden hacerse diversas cosas por la producción y disposición de nuestra Obra, y ello por la separación de diversos elementos de diversos cuerpos. «De esto se producirán y saldrán admirables adaptaciones», es decir, si separas los elementos, se

producirán admirables composiciones propias de nuestra obra, en la composición de nuestra piedra, por la conjunción de los elementos rectificados. «De las que», es decir, de estas cosas admirables que le son propias, «el medio», es decir, el medio de proceder, «se encuentra aquí».

XII. DECLARACIÓN ENIGMÁTICA DE LA MATERIA DE LA PIEDRA

«Por esta razón he sido llamado Hermes Trismegisto», es decir: «Mercurio tres veces muy grande». Después de haber enseñado la composición de la piedra, el filósofo muestra aquí de modo encubierto de qué está hecha nuestra piedra, nombrándose a sí mismo. En primer

lugar, a fin de que cuando sus discípulos alcancen esta ciencia recuerden siempre su nombre. Sin embargo, también alude a aquello con que se hace la piedra diciendo: «porque poseo las tres partes de la filosofía de todo el mundo», por lo que todo lo que hay en el mundo que tenga materia y forma, está compuesto por los cuatro elementos. Pues, aunque el mundo esté compuesto por infinidad de cosas y que son sus partes, el filósofo las divide y las reduce todas a tres partes: la parte mineral, la vegetal y la parte animal, y de todas ellas, juntas o por separado, ha obtenido la verdadera ciencia, en la operación del sol o composición de la piedra. Y por eso dice: «porque poseo las tres partes de la filosofía de todo el mundo», todas las cuales están contenidas en la única piedra, es decir, en el mercurio de los filósofos.

XIII. POR QUÉ LA PIEDRA ES LLAMADA PERFECTA

Esta piedra es llamada perfecta porque contiene la naturaleza de las cosas minerales, vegetales y animales. Por eso es llamada triple y también tri-una, es decir, triple y única, pues posee en sí cuatro naturalezas, o sea, los cuatro elementos, y tres colores: el negro, el blanco y el rojo. También se la llama grano de trigo, que si no muere permanecerá solo, pero si muere (como antes se ha dicho cuando se une mediante la conjunción), producirá mucho fruto, es decir, cuando se terminan las operaciones de las que hemos hablado. ¡Oh, amigo lector! si ya sabes la operación de la piedra, te he dicho la verdad; y si no la sabes, no te he dicho nada. «Lo que he dicho de la operación del sol está realizado y terminado», es decir, que lo que se ha dicho de la operación de la piedra de tres colores y de cuatro naturalezas que están en una

cosa única, a saber, únicamente en el mercurio filosofal, está acabado y cumplido.

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Artículo*: ArsGravis

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